lunes, 2 de junio de 2014

OBRA CUMBRE

La obra por la cual fue nominada para obtener el magnopremio  fue publicada por primera vez en Nueva York en 1922.
Considerada su primera obra maestra, fue publicada a iniciativa de Federico de Onís, director del Instituto de las Españas, en Nueva York. La mayoría de los poemas del libro los escribió diez años antes, durante su estancia en la localidad de Coquimbito. En ella incluye poemas muy sinceros, sensitivos, incluso angustiosos. En algunos aparecen sus dudas religiosas; en otros aborda el tema del amor desde su propia experiencia trágica, como la muerte de su amante. 
En su segunda etapa se manifiestan principalmente sus inquietudes pedagógicas y el afán por contribuir al desarrollo de los más desfavorecidos, en especial las mujeres, por aquel entonces sometidas al machismo y la desigualdad jurídica y social.

Desolación
La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde
me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.

La tierra a la que vine no tiene primavera:

tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos

y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.

Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,

miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido

si más lejos que ella sólo fueron los muertos?

¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto

crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto

vienen de tierras donde no están los que son míos;

y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos,

sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos.

Y la interrogación que sube a mi garganta

al mirarlos pasar, me desciende, vencida:

hablan extrañas lenguas y no la conmovida

lengua que en tierras de oro mi vieja madre canta...



           



5 comentarios: